La Constitución de 1917: un parteaguas en la historia constitucional de México
- Celeste Villalobos
- hace 2 días
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El 5 de febrero de 1917 se promulgó en Querétaro la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, un documento que marcaría un hito en la historia del país al ser una de las primeras cartas magnas en el mundo en incorporar derechos sociales. Esta nueva Constitución surgió en un contexto de profunda transformación, tras años de lucha armada y conflictos derivados de la Revolución Mexicana (1910-1917).
La Constitución de 1917 no partió de una hoja en blanco. Fue, en gran medida, una revisión de la Constitución de 1857, pero adaptada a las demandas sociales, económicas y políticas del momento. El Congreso Constituyente fue convocado por Venustiano Carranza, entonces Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, quien buscaba institucionalizar su gobierno y dar cauce legal a las reformas que los distintos sectores revolucionarios exigían.
Aunque la propuesta original de Carranza era moderada, el debate entre los diputados muchos de ellos con posturas más radicales dieron lugar a un documento que fue más allá de lo previsto. La Constitución resultante incorporó demandas populares en materia de tierra, trabajo, educación y soberanía nacional. Esto generó reacciones mixtas: mientras algunos sectores la celebraron como un avance histórico, otros la consideraron demasiado progresista o difícil de implementar.
Entre los artículos más destacados de esta Constitución se encuentran:
Artículo 3º: Estableció la educación laica, gratuita y obligatoria, con el objetivo de garantizar el acceso universal y evitar la influencia de instituciones religiosas en la enseñanza pública.
Artículo 27º: Reguló la propiedad de la tierra y los recursos naturales, afirmando que pertenecen originalmente a la nación. Este artículo abrió la puerta a la reforma agraria y al reparto de tierras.
Artículo 123º: Reconoció los derechos de los trabajadores, incluyendo la jornada laboral de ocho horas, el salario mínimo, el derecho a huelga, el descanso semanal y la protección a mujeres y menores.
Además de estos, la Constitución también reafirmó principios fundamentales como la división de poderes, la soberanía nacional, el federalismo y las garantías individuales.
La promulgación de la Constitución de 1917 representó un avance significativo para su época y colocó a México en una posición pionera en el ámbito del constitucionalismo social. No obstante, su implementación fue gradual y enfrentó resistencias, tanto por parte de sectores conservadores como por las dificultades prácticas de llevar sus mandatos a la realidad en un país que aún se recuperaba de la guerra.
Hoy en día, aunque ha sido reformada en múltiples ocasiones, la Constitución de 1917 sigue siendo el marco legal vigente en México. Su legado perdura como un símbolo de las aspiraciones sociales y de justicia que surgieron de una de las etapas más intensas de la historia nacional.