A 106 años del asesinato de Emiliano Zapata
- Celeste Villalobos
- 10 abr
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El 10 de abril de 1919, fue asesinado Emiliano Zapata, una de las figuras clave de la Revolución Mexicana. Su muerte ocurrió en la Hacienda de Chinameca, en el estado de Morelos, en el marco de un operativo militar dirigido por el gobierno de Venustiano Carranza.
Zapata, nacido en 1879 en Anenecuilco, Morelos, se convirtió en líder del movimiento campesino en el sur del país. Su principal demanda era la restitución de tierras a los pueblos originarios, que habían sido despojados durante el Porfiriato. Esta causa fue plasmada en el Plan de Ayala, proclamado en 1911, en el que Zapata desconocía a Francisco I. Madero como presidente tras considerar que no había cumplido con las promesas revolucionarias sobre la reforma agraria.
Durante casi toda la Revolución Mexicana, Zapata mantuvo una postura autónoma, centrando su lucha en el estado de Morelos y rechazando los gobiernos que consideraba contrarios a los intereses del campesinado. Aunque en algunos momentos se alió con otros líderes revolucionarios como Pancho Villa, nunca llegó a integrarse plenamente a las estructuras de poder surgidas después del derrocamiento de Victoriano Huerta.
A medida que el movimiento zapatista resistía desde el sur, el gobierno de Carranza buscó eliminar a Zapata, a quien consideraba una amenaza política y militar. Para lograrlo, el general Pablo González ideó un plan que consistía en simular la deserción del coronel Jesús Guajardo, quien debía fingir estar dispuesto a unirse al movimiento zapatista.
Guajardo comenzó a comunicarse con los zapatistas, simulando afinidad con su causa. Para ganar credibilidad, incluso fusiló a algunos soldados de su propio batallón, lo que fue interpretado como una muestra de su ruptura con el gobierno. Tras varias cartas y gestos de acercamiento, logró pactar una reunión con Zapata en la Hacienda de Chinameca.
El 10 de abril, Zapata llegó al lugar acompañado por un pequeño grupo de hombres. Al cruzar la entrada de la hacienda, fue recibido con una descarga de fusilería por parte de los soldados de Guajardo, que ya estaban posicionados. Zapata fue abatido casi al instante. Su cadáver fue exhibido públicamente para confirmar su muerte, como parte de la estrategia del gobierno para enviar un mensaje a sus seguidores y al resto del país.
La muerte de Zapata no puso fin al zapatismo, pero sí debilitó considerablemente al movimiento en Morelos.